Querida familia, les doy mis más sinceras condolencias. Cuando muere un ser querido se siente un dolor insoportable, y experimentamos la sensación de no poder hacer nada que esté a nuestro alcance.
Sin embargo, podemos hallar consuelo en lo que indica la Biblia en Juan 11:25: “Jesús le dijo: “Yo soy la resurrección y la vida. El que demuestre fe en mí, aunque muera, llegará a vivir”.
Dios nos da la esperanza de la resurrección, de volver a reencontrarnos con nuestros seres queridos que se han dormido en la muerte, de poder verlos, oir su voz y abrazarlos nuevamente.
Esta hermosa esperanza nos consuela y da fuerzas para sobrellevar el dolor.
‘Que la paz de Dios que está más allá de lo que ningún ser humano puede entender, proteja sus corazones y sus mentes.’
Les envío un abrazo afectuoso.
Con mucho cariño.